La Certosa di Garegnano es un monasterio cartujo que se encuentra en una de las zonas alejadas de Milán y fue fundado en 1349 por el Arzobispo Giovanni Visconti como lugar de oración y reposo. Sufrió daños y se reconstruyó entre los siglos XVI y XVII; Actualmente sólo queda una pequeña parte de la construcción original.
El monasterio a partir del siglo XIV comenzó a adquirir cierta importancia debido a la donación que le hiciera Luchino Visconti a los monjes de San Bruno logrando con esto buena cantidad de consagraciones de altares, además de las constantes solicitudes de la gente por encontrarlos.
Esta edificación siempre ha sufrido de azotes vandálicos y de terribles saqueadores por encontrarse en las afueras de la ciudad; Estos se aprovechaban del albergue y la acogida que estos monjes buenamente brindaban. Una de las bandas más sanguinarias era la de la familia Legorino, que de generación en generación iban transmitiendo el oscuro arte del robo y el asesinato y que habían fijado su atención en la Certosa di Garegnano hasta que entre 1566 y 1568 sus miembros fueron detenidos y asesinados.
Vincenzo Seregni ha hecho los trabajos internos de la iglesia, mientras Daniele Crespi ha decorado las paredes de la nave con frescos representantes algunos episodios de la historia del Orden Cartujo y de su fundador San Brunone. En el lado derecho se encuentra también un claustro construido a fines del XVI siglo.
