Localizadas en la antigua Vía Ardeatina, las Catacumbas de Domitila son conocidas también como catacumbas de Santi Nereo e Achilleo y originariamente pertenecían a un familiar del Cónsul Flavio Clemente: Domitilla. Ampliadas entre los siglos IV y V, su origen se remonta al siglo III y fueron el sitio donde se sepultaron a los primeros cristianos, en Roma.
Ascendiendo por las escaleras se llega a la Basílica Santi Nereo e Achilleo, que data del año 390 y más al fondo se encuentra el acceso a las catacumbas sobre su tumba. Al fondo de la basílica está el acceso a las catacumbas, donde a través de varios kilómetros fueron excavadas varias tumbas, siendo utilizadas hasta el siglo IV únicamente como sepulcros para posteriormente convertirse en sitio de conmemoración y martirio. La zona más antigua es la llamada hipogeo de los Flavios, que data del siglo II, y el sector de enterramientos donde pueden admirarse varios frescos que datan de los siglos III y IV.