Los Ángeles, California, a 150 kilómetros de la frontera con México. Fui para practicar mi inglés, siete días para conocer y divertirme, jurando no dejarme tentar por la ciudad de los shoppings.
Diversa y colorida, llena de palmeras, piscinas, centros comerciales, casas de comida rápida, Los Ángeles inventa lo que sea para hacer la vida mas feliz al turista y a sus habitantes.
Recorriendo algunos centros comerciales de las zonas más visitadas por los turistas, encontré cosas materiales realmente preciosas, algunas baratijas, te las llevabas por «2 mangos», y otras directamente impensables de comprar.
Es una ciudad para los amantes del cine y los millonarios. Corazón y alma de la industria cinematográfica, Hollywood se levanta sobre las colinas de esta ciudad y con ella el sueño de millones de aspirantes a ser estrellas del cine.
Long Beach y Malibú, sus playas mas famosas, llenas de tipos musculosos y patinadoras en bikini que recorren la playa dándole un toque más pintoresco, si eso es posible.
Debo ser sincero, ante tanta gente «perfecta», organizada, que se respeta y obedece reglas estrictas, me sentí un poco fuera de mi lugar (soy argentino), pero prometí volver, si es que los vientos me llevan para el Norte.
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