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Recorridos turísticos por Marruecos

Dos propuestas para escapadas cortas que puedes hacer en tu propio auto y que puedes fundir en un único circuito
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Dos propuestas para escapadas cortas que puedes hacer en tu propio auto y que puedes fundir en un único circuito. Muy recomendada para los nostálgicos del pasado y amantes de lo raro que con pocos días quieran visitar los encantos del Rif y/o la Yebala desde las «Plazas de Soberanía» de Ceuta y Melilla. Numerosos transbordadores unen estas ciudades con los puertos de Málaga, Almería y Algeciras.

Entre 1912 y 1956 España tuvo uno de los últimos jirones de un imperio colonial que en otros tiempos fue vasto. Después de la pérdida de Cuba y de las Filipinas, con un ejército ávido de poder y «peligroso» en la Península, España se lanza sobre el Norte de África siguiendo un viejo sueño del s. XIX. Así somete, tras duras y costosas campañas militares al Rif y la Yebala.

De esta presencia española hoy queda muy poco, ya que sólo construyeron cuarteles y lugares de entretenimiento para oficiales y funcionarios. La lengua se mantiene a duras penas gracias a TVE , porque las instituciones culturales y escolares no tienen casi proyección sobre la población marroquí. Para colmar este desinterés aparece la ley de extranjería que ignora y margina a nuestros vecinos que muchos se ven forzados a atravesar el Estrecho en las peligrosas «pateras».

Por los caminos del Rif

El Rif, zona de ariscas montañas y de recortada costa, es una parte de Marruecos que no figura en las alternativas de viaje ofrecidas normalmente por las agencias.

Abandonada por todos y de tantos recuerdos históricos para España, ofrece al viajero la sobriedad de sus gentes y lo escarpado de sus paisajes, lo que nos va a permitir estar en contacto con la naturaleza y no en grandes ciudades repletas de turistas.

El viaje lo puedes abordar desde el puerto de Melilla para ir costeando aldeas y pueblos que figuran en pocos mapas, hasta llegar a Alhucemas (ex-Villa Sanjurjo) , cuna de la primera y única república bereber de la historia promovida por Abdelkrim.

La ruta fue escenario de batallas de funesta memoria para los españoles; Llano Amarillo, Annual, etc… Si dispones de tiempo hay una bifurcación en Driuch que por una escarpada carretera te lleva también a Alhucemas pasando por Annual donde en 1921 se produjo el famoso «desastre» con la escalofriante cifra de 15.000 muertos. Dejamos el macabro escenario y en la costa vemos el «Peñón de Alhucemas» administrado por España.

Desde Alhucemas dos caminos conducen a Ketama, uno rápido que pasa por Targuist y otro cerca de la costa que te lleva a Torres de Alcalá y la solitaria Cala Iris. A tan sólo 4 km donde termina el camino, hay una fantástica vista del Peñón de Velez de la Gomera unido a tierra por un istmo y frente a Badis.

La desembocadura del río Badis era en el medievo el puerto más importante de Fez. Genoveses y Venecianos recalaban para comerciar con las caravanas. La llegada de los españoles (1508) al Peñón provocó la decadencia de este puerto. Pocos años más tarde llegaron los piratas que fueron desplazados definitivamente por 90 galeras enviadas por Felipe II en 1564. Hoy casi 5 siglos después, España mantiene a una pequeña guarnición que abastecen con helicóptero.

Los bosques de cedros insólitos, a pocos kilómetros de la costa mediterránea, escoltan los sembrados del «kif» de Ketama, de donde sale el mejor costo del mundo.

Desde las aldeas de la costa empecinados marineros intentan introducirlo en España y Europa en sus pateras. Ahora, al parecer, produce más el transporte de desesperados emigrantes.

Salimos de Ketama y de nuevo dos vías, la principal a Chauen y otra costera hacia El-Jebha. Bu Ahmed, Targha, Ued Lau, río Martín, son de los pocos núcleos que albergan alguna población en sus calas de agua limpia idóneas para, por ej. , la pesca submarina. El resto de la costa rifeña tiene un hábitat disperso.

Chauen y Tetuán son una imagen viva de la ex Andalucía musulmana y sus gentes están muy cercanas en su lengua y costumbres a las gentes de la España del sur.

Por los caminos de la Yebala

Una vez pasada la frontera con Ceuta toma la carretera que bordea el Mediterráneo hasta Tetuán, ciudad que tiene una de las «Medinas» más interesantes de Marruecos, habitada por andalusíes y sefarditas asentados cerca de la España de la que fueron expulsados por los Reyes Católicos.

Cerca de aquí y por un escarpado camino se llega a Ued Lau, pueblo de pescadores , con unas excelentes calas.
Atravesando la cordillera del Rif se llega a Chauen, ciudad vedada al cristiano hasta principios de este siglo. Allí encontraremos un pedazo de Andalucía, pulcra y reluciente en sus calles, con gentes que hablan un castellano muy peculiar.

Bajas de Chauen y en el cruce de Derdara tomas el estrecho asfalto hacia Alcazarquivir y unos 15 km antes de esta población hay un desvío a la derecha que nos conduce a Yayuca (3 km de pista en mal estado, se puede dejar el auto y subir a pie). Es una pequeña aldea en el corazón de la Yebala.

Sus habitantes comparten el trabajo agrícola con la música, y la banda local actúa en casi todas las fiestas de la región. El escritor Paul Bowles pasó una temporada en esta kábila donde escribió la novela «Déjala que caiga» entre cachimbas de kif y orgías musicales. Años más tarde fueron los Rolling Stones a grabar un LP con toda la parafernalia de equipo a este remoto lugar , donde aún no llega el asfalto. De aquel encuentro nos queda el disco «Yayuca’s Sounds» y una casa construida para albergar en su momento al famoso grupo y hoy lugar de ensayo de los músicos y albergue rudimentario donde te puedes alojar e incluso pasar varios días.

Por la mañana al levantarte unos huevos revueltos con cebollitas y tomatillos acompañados de vasitos de té. Luego paseos por los olivares y almazaras donde sacan un excelente aceite. Pollito que vuela, a la cazuela… y a la caída de la tarde algunos músicos te deleitaran con sus flautas y darbugas interpretando una suave música con variaciones sobre un mismo tema. Las largas cachimbas que aquí se fuman te ayudaran a entrar en ese ritmo envolvente que te atrapa.

Por la noche , aunque no siempre, se juntan los del grupo y ya tocan la «Ghaita» aguda y estridente con más percusión de tambores. Sonido penetrante hasta lo más profundo de tu tímpano que te puede conducir a un estado de trance. Un buen tayine de cordero remata bien la jornada. Bertolucci en una secuencia de «El Cielo Protector», nos muestra a Malkovich moribundo con una «ghaita» casi metida en la oreja e implorandole al músico que no pare.

Bajando de Yayuca se entra en la fértil vega del Lukus con Alcazarquivir cómo primer centro agrícola con uno de los mayores zocos del país (domingo). Siguiendo el curso del río hasta su desembocadura en el Atlántico llegamos a Larache, ciudad blanca y muy «española» con un bonito puerto pesquero, una cocina deliciosa y playas kilométricas.

Cerca de Larache, hay un santuario (morabito de Sidi M´Barek) instalado junto al río y en una colina sembrada de arboles milenarios que dan al lugar un ambiente mágico muy propicio para poder recibir los servicios del Santo. Los fieles que allí van, deben lavarse previamente en una pequeña cuevecilla que hay al pie de la colina y dejar alguna prenda colgada de los numerosos árboles que rodean al morabito. Las terrazas dispuestas anárquicamente y a diferentes niveles del edificio principal, son un buen lugar para ver la desembocadura del fértil Río Lukus y las ruinas romanas del Lixus.

A 30 km y muy cerca del cruce de las carreteras de Tánger y Tetuán y tomando el desvío a T’nin de Sidi el Yamani y siguiendo 7 Km más hacia Mzora, hay un impresionante monumento megalítico. Cromlech con 200 menhires envolviendo circularmente un túmulo funerario de 6 m de altura y 55 m. de diámetro.

A poca distancia y en la costa está Arcila, la Zilis fenicia, antiguo puerto pirata amurallado y con una impresionante playa con pescaito frito y buen marisco. Todos los años y durante el mes de agosto, se celebra un festival con todo tipo de manifestaciones artísticas. Buena ocasión para conocer a las vanguardias artísticas marroquíes.

Tánger, ciudad internacional, gozó de un estatuto especial durante la dominación colonial y ha heredado de todos los personajes que han pasado por ella una gracia especial. Espías, aventureros, apátridas, buscavidas, escritores, logreros, pintores, marqueses pobres, etc. le dieron a sus habitantes una personalidad internacional que aun hoy se puede apreciar. La alcazaba, el zoco chico, el café de París, los viejos cabarets, el bosque diplomático y otros muchos lugares que debeis recorrer.

Si no retornas desde el puerto de Tánger y tienes tiempo, regresa por Ceuta tomando la sinuosa carretera que bordea el estrecho y que pasa por Alcázar Seghir, punto más cercano a Tarifa y con unas bonitas vistas.

1 comentario

  1. Manuel Cuenya

    13/12/2013 at 17:57

    Un viaje a Ouarzazate es en sí mismo atractivo. Pero además uno puede visitar los valles u oasis, relativamente cercanos, y el desierto. Los hoteles, así como muchas agencias de la ciudad, proponen al turista o viajero ofertas interesantes para hacer una ruta por los valles del Dra o Drâa y Dadès, incluido el desierto de Merzouga, y aun el desierto de M’hamid. Uno también puede hacerlo por su cuenta aunque emplee más tiempo, y tal vez menos dinero, todo hay que decirlo. Si uno está habituado a viajar en transporte público, no resulta nada complicado recorrer los valles. También cabe la posibilidad, cómo no, de alquilar algún todoterreno. Y para llegar al desierto te puedes subir a una caravana de bereberes, que generosos te acogerán y te llevarán a sus haimas o bien te dejarán en algún albergue viajero. En la actualidad, no resulta nada difícil llegar hasta el desierto.

    En dirección a la ciudad de Zagora, al sur de Ouarzazate, está el valle del Drâa. Hasta llegar a una población llamada Agdz el paisaje es montañoso y árido. Y a partir de aquí cambia el ecosistema y nos encontramos con un valle esplendoroso y salpicado de kasbahs, un alargado oasis de palmeras hasta llegar a Zagora. A pocos kilómetros de Ouarzazate, en esta misma dirección, se puede visitar la Kasbah de Tiffoultoute, que al igual que otras alcazabas, como Aït Benhaddou, ha servido de decorado en películas legendarias como Lawrence de Arabia o Jesús de Nazaret. También en los desfiladeros del valle del Drâa, en la aldea berebere de Taguenzalt, tuvo lugar el rodaje de una de las historias de Babel del cineasta mexicano González Iñárritu.

    ZagoraEn cuanto a Zagora es célebre por un cartel, situado al final de la Avenida Mohamed V en dirección a Tamegrout, en el que puede leerse “Tombouctou 52 jours”. Al sur de Zagora, antes de llegar a Tagounite, en un lugar llamado Aït Isfoul, ya están las primeras dunas. El viajero puede disfrutar de este bivouac, en medio de dunas y palmeras, en compañía de bereberes dispuestos a compartir sus haimas y buen té a la menta para combatir el calor del desierto. Quienes deseen adentrarse en el verdadero desierto, en las dunas de Chigaga, a unos 45 kilómetros de M’hamid, necesitan un todoterreno o bien enrolarse en una caravana.

    Por otra parte, se puede recorrer el Dadès, que también nace en el Alto Atlas, y se conoce como el Valle de las mil kasbahs. Desde Ouarzazate se viaja en dirección al oasis de Skoura, y luego a Tineghir (Tinerhir o Tinghir), la principal población de la zona, construida a lo largo de una colina con un refrescante palmeral. En Tineghir abundan los faux guides, guías no oficiales, que intentan llevarte a su terreno, a los hoteles donde ellos perciben comisiones. También es frecuente encontrarte con taxistas mafiosos, que se ponen de acuerdo para cobrarte un dineral por conducirte a las Gargantas del Todgha (Todra). Estas gargantas están a unos 15 kilómetros de Tineghir en dirección a Er Rachidia. Hay numerosos taxis colectivos, pero conviene fijar un precio razonable antes de subirte al coche, que suele ser un Mercedes algo deteriorado. Normalmente, los taxis compartidos tienen una tarifa fija, pero muchos taxistas se aprovechan del extranjero, que desconoce los precios. En Marruecos, por lo general, un extranjero suele pagar lo mismo que cualquier marroquí cuando viaja en un taxi colectivo, salvo que uno quiera pagar dos plazas en vez de una para viajar de un modo más confortable. Gargantas del Todgha

    Las Gargantas del Todgha, cuyas paredes de más de 300 metros de altura conforman un escenario espectacular, encantan sobre todo a los escaladores, y sirvieron como decorado natural en Lawrence de Arabia. Si uno quiere quedarse a pernoctar en el entorno, se pueden encontrar varios hoteles, albergues y campings, por ejemplo el albergue La Vallée.

    OLYMPUS DIGITAL CAMERADesde Tineghir uno puede acercarse a Rissani, punto de partida para viajar a las dunas de Merzouga, que una parte del gran Sáhara. Entre Rissani y Merzouga ya existe una carretera o pista de asfalto hasta llegar a las dunas de l’Erg Chebbi, otro decorado fílmico, donde se rodaron escenas de El cielo protector. Cerca de las dunas hay numerosos albergues –se recomienda la Kasbah Le Touareg-, incluso un lago, resulta harto sorprendente, que se puede llegar a ver con agua si uno lo visita en diciembre, por ejemplo, como me ocurriera en mi último viaje.
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    Tampoco os perdáis los amaneceres y atardeceres en el desierto, y sobre todo disfrutad de las veladas musicales en compañía de los bereberes, esos tipos libres como pájaros en el cielo. En el desierto, durante la noche, os sentiréis protegidos bajo un firmamento hipnótico y estrellado.

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