La Vía Apia Antica fue una de las más importantes calzadas de la antigua Roma y, actualmente, es otro paso obligado para quienes llegaban a la ciudad de Roma, el primer tramo de ella data el año 312 a.C., siendo posteriormente ampliada en el año 190 a.C. para convertirse en el principal acceso a la ciudad desde el Adriático y desde el Oriente. En el año 500 la Vía Appia Antica fue restaurada por disposición del Papa Pío IV. Iniciándose en la Puerta de San Sebastiano, cubre más de 3000 hectáreas de un área natural protegida y actualmente alberga un parque en el cual se incluye la Muralla Aureliana y gran cantidad de restos arqueológicos, además de especies autóctonas de las colinas de Roma.
Para quienes decidan hacer este tradicional recorrido, se inicia en la Tumba de Cecilia Metella e incluye el paso por diversos monumentos y puntos de interés como por ejemplo Mausoleo del Campo de Bove, Iglesia de San Nicola, la Tumba de la Familia Sisto Pompeo, Mausoleo de Claudio Secondino, el Sepulcro de Séneca, la Tumba de Quinto Apulcio, entre otros. Construida por el censor Appius Claudius Caecus, era una de las grandes obras llevadas a cabo por importantes ingenieros de la ciudad, totalmente adoquinada con bloques de piedra volcánica y en la cual aún hoy en día se pueden ver las huellas de los carros de aquellos tiempos.
Actualmente, durante los fines de semana, gran parte de la Vía Apia Antica se transforma en un área peatonal.