Lisboa (Portugal) se caracteriza por una gastronomía basada en productos de mar, lo que se justifica por su ubicación geográfica. Los mariscos y pescados abundan y algunas de sus especialidades son por ejemplo las pataniscas de bacalhau y los pexinhos da horta, que en realidad no están hechos a base de pescado sino de habichuelas verdes fritas. El bacalao es preparado de variadas maneras y son famosas las mariscadas, que son platos preparados a base de varios tipos de pescado. Son especialmente deliciosas las sardinas -que en el sur se consiguen a buen precio- los calamares (lulas) y el arroz con mariscos.
Uno de los mejores sitios para degustar comida lusa es el barrio Rossio, que alberga en Rua das Portas de Santo Antao gran cantidad de restaurantes donde además de platos fuertes se pueden disfrutar de aperitivos. Un lugar para no perderse es la Cervejaria Tribnidade, ubicada en el Carmo. Se trata de un tradicional local del siglo XIX que ofrece buena cerveza y comida a precios accesibles, contando con un precioso jardín para comer en verano.
Variada y a la vez sencilla, la gastronomía de Lisboa permite disfrutar de platos típicos como la açorda de alhos, que es una sopa realizada a base de ajos y pan; o la canja de gallina que no es otra cosa que un caldo de gallina con arroz. Otros típicos platos de la ciudad -y del país- son la feijoada, el cocido portugués, el frango (pollo) y el guiso de cordero cocido con vino. Para degustar comidas caseras hay que ir a las tascas.
Si de postre hablamos, el más famoso de Lisboa es el Pastel de Belém o Pastel de Nata y el mejor sitio para adquirirlos se localiza en la freguesía de Belém.