Grecia es la cuna de la cultura y la civilización, no solo europea sino occidental. Muchas palabras tanto de las lenguas romances como de las germánicas proceden del griego, incluso muchos nombres propios de persona son de origen griego. Las propias ciudades griegas pueden contarse entre las más antiguas del mundo, ya que muchas de ellas han estado pobladas desde el neolítico hasta nuestros días, lo que también les valdría el título de «ciudades eternas«.
Grecia estuvo poblada desde épocas remotísimas y fueron numerosas las civilizaciones que surgieron en su suelo o, procedentes de otras regiones fueron asentándose en lo que posteriormente sería Grecia. En tiempos pasados, Grecia ejerció su influencia en todo el Mediterráneo, dando origen a numerosas ciudades situadas incluso en otros países. Testigos de la riqueza cultural e histórica del país son sus incontables monumentos repartidos por todo el territorio de Grecia. Pueden sorprendernos en cualquier lugar, por lo que es recomendable informarse antes y consultar publicaciones y folletos para no perdernos alguna maravilla poco conocida.
La historia de Grecia puede dividirse en diversos periodos; uno de ellos, hacia el siglo VIII antes de nuestra era, se caracteriza por el nacimiento y esplendor de las ciudades-estado, como Atenas, Corinto y Esparta, que lucharon durante mucho tiempo por lograr la supremacía hasta, uniéndose puntualmente para contrarrestar los ataques del imperio persa. Hacia el siglo V antes de Cristo, tiene lugar la época dorada de Atenas, centro neurálgico de la cultura y la civilización mediterránea, hasta que, tras los enfrentamientos con Esparta, ambas ciudades se ven abocadas a un periodo de decadencia.
La primera unión de toda Grecia se produce bajo el mandato de Alejandro Magno que extendió el poder griego por buena parte de oriente, llegando incluso a la India. Tras la muerte de Alejandro Magno a los 33 años de edad, el imperio se fragmenta entre sus generales y comienza una etapa de declive que culmina con la anexión al Imperio Romano. Cuando Roma vio declinar su poder, el Imperio fue dividido en dos, quedando incluida Grecia en el Imperio de Oriente alcanzando su máxima hegemonía bajo el reinado del emperador Constantino. Bizancio ejerció su influencia en lejanos puntos del Mediterráneo, como el sur de la Península Ibérica y buena parte del norte de Africa. No obstante, los bizantinos no fueron capaces de mantener esa hegemonía durante mucho tiempo y en numerosas ocasiones Bizancio atravesó serias dificultades para mantener sus fronteras. La oportunidad fue aprovechada por Venecia que, durante la Edad Media ejerció una gran influencia, no solo en Grecia sino en buena parte del Imperio de Bizancio. En 1453, Grecia y el resto de Bizancio cayeron en poder del Imperio Otomano, dominación que se prolongó a lo largo de más de tres siglos, fracasando cuantas tentativas se llevaron a cabo para expulsar a los turcos. Finalmente, tras una dura guerra contra el Imperio Otomano (1821), Grecia consigue su independencia en 1829, iniciando un proceso de recuperación de sus antiguos límites territoriales que se prolongó hasta 1945, año en que se recuperan las Islas del Dodecaneso, último territorio en poder de los turcos. La monarquía, apoyada por los Coroneles fue la forma de gobierno en Grecia hasta 1974, año en que ganan las elecciones el partido Nueva Democracia que consigue la mayoría y, tras un referéndum, se produce el advenimiento de la República.
MARIA NAVAS
26/10/2020 at 17:40
Buenos dias me puede decir el autor de quien redacto esta información por favor, gracias.
BUERGO Manuel
29/08/2018 at 08:41
Buenos días,
Somos una pareja, con 60 años cumplidos, queríamos tener una semana en las islas griegas, si es posible con un crucero.
Las fechas disponibles son últimos días de octubre primeros días de noviembre, en el lapso 22 de octubre/11 de noviembre.
Si no hubiera nada organizado preguntamos por la posibilidad de poderlo hacer, con su ayuda, para nosotros solos.
Como máximo, dispondríamos de 10 días.
En Atenas ya hemos estado y, consecuentemente, no querríamos dedicarla mucho tiempo.
Agradecido de su atención y pendiente de sus amables noticias, aprovecho esta ocasión para saludarles atentamente
Manuel BUERGO