Para poder llegar al refugio Otto Meiling a dos mil metros de altura de la parte del monte Tronador que corresponde a Bariloche, en Argentina, se tiene que hacer una gran caminata o cabalgata, atravesando una vasta vegetación que, de vez en cuando, permite ver uno que otro muros que no rodean ni guardan nada y que datan de la dictadura argentina. Cuando llegue al refugio habrá estado en la frontera entre el turismo tradicional y el de aventura.
El refugio Otto Meiling es el albergue de montaña más alto de la Patagonia, escondido entre los portentosos glaciares Castaño Overa y Alerce en la cordillera de los Andes.
No es necesario ser un atlético deportista, ni tener capacidades mutantes para poder llegar a él. Solamente se precisa tener un poco de espíritu de aventura y una condición física aceptable para aguantar las cuatro o cinco horas de la caminata con 40 minutos de terreno quizás un poco más exigente. O sea que es posible que la familia pueda tener unas vacaciones con su toque de aventura.
Por supuesto que la alternativa, para los que no se animan al trekking es llegar hasta Pampa Linda, que está a 80 kilómetros de Bariloche, y una vez en la base del Tronador cabalgar hasta el refugio.
Esta ruta es un poco más linda, porque casi en todo el recorrido, de 18 kilómetros, se atraviesa un lindo bosque de cipreses, cohihues y lengas, y de toda la vegetación de la linda cordillera.
Este refugio de alta montaña –bautizado así en homenaje al principal precursor del andinismo argentino– pertenece al Club Andino Bariloche. Construido en hormigón y madera, tiene una amplia cocina-comedor, buenos baños y dos amplios dormitorios comunes que pueden albergar hasta 60 personas.
Los ventanales que miran hacia el oeste permiten ver el pico Argentino del Tronador, de tres mil 150 metros de altura, y los del norte el valle y el glaciar Alerce, y entre otras estribaciones el volcán Lanín, mientras que hacia el sur emerge el glaciar Castaño Overa y otras cimas cordilleranas.
A estas alturas del mundo, es posible /y muy frecuente/ encontrarse con un cóndor andino sobrevolando el refugio, quizás para vigilar que todo esté en orden en sus dominios.
A partir del refugio es posible continuar dependiendo de la capacidad física, las habilidades y experiencia en la montaña, siempre y en todos los casos asesorados y acompañados por profesionales de la Asociación Argentina de Guías de Montaña, quienes instruyen a los principiantes en esas técnicas deportivas, y asesoran a los expertos que van hacia las cumbres.
Esta es una excursión que depende de las condiciones climáticas, y también del tiempo que disponen los turistas. Es preciso usar un equipo especial para caminar en hielo y contar siempre con la orientación de los guías.
Mientras los más grandes disfrutan del paisaje que los rodea, los expertos les enseñan a los jóvenes las primeras técnicas para escalar sobre hielo, lo que también convierte la experiencia
en una aventura didáctica.
En general, el refugio Otto Meiling en el Bariloche argentino propone unas vacaciones memorables y prometedoras para el que busca aventura en un país que, de lo que más tiene, es emoción.
Enviado por Pablo Torbeno