El 2000 fue el año de Sídney. Millones de ojos estuvieron pendientes de lo que suceda en la capital de Nueva Gales del Sur desde el momento en que la llama de los dioses ilumine el Estadio Olímpico. Entonces el nombre de Sydney estuvo en todas las emisoras de radio y televisión y en todos los diarios del mundo unida al deporte y al movimiento olímpico, pero ¿por qué no damos también un paseo por la mayor y más antigua de las ciudades de Australia?
Sydney, capital de Nueva Gales del Sur, construida en torno a su puerto, uno de los más bellos del mundo, es una ciudad cosmopolita, animada, en la que hay tantas posibilidades para disfrutar del ocio que nadie puede partir de ella diciendo que su estancia ha sido aburrida.
Los asistentes a los Juegos Olímpicos, lo mismo que los visitantes que se acerque a Sydney en cualquier época del año, pueden disfrutar de magníficas playas, locales en los que asistir a los más variados espectáculos, jugar en el Casino, encontrar ese local especial donde se puede oír la música que más nos gusta, o cenar mientras disfrutamos de una divertida comedia. No nos faltarán lugares por los que pasear, barcos en los que surcar la bahía, excursiones sorprendentemente cercanas, rincones llenos de tipismo, espacios dedicados a la cultura, parques temáticos, comercios en los que encontrar la moda de los mejores diseñadores del mundo, espacios para la aventura apenas a unos kilómetros del centro urbano, playas para practicar el surf ¿Quién puede aburrirse con una oferta como esa?
No hay nada mejor que un buen acercamiento para facilitar las buenas relaciones. Antes que empaparse del ambiente de Sydney, una buena sugerencia es verla desde un barco, un transbordador o hacer un pequeño crucero por la Bahía; delante de nosotros aparecerán los lugares más vetustos de la ciudad y también los más nuevos, como si en este primer acercamiento ya pudiéramos ver la ciudad «de cuerpo entero» en la distancia.
Podemos acercarnos a los años de juventud de la ciudad en The Rocks, el primer lugar en el que se asentaron los europeos, próximo a Circular Quai. Las casas están cuidadosamente restauradas, pero que nadie piense que The Rocks es un museo, sino un espacio lleno de actividad y colorido, con numerosos lugares en los que pasar un rato divertido, como ¿por qué no? «Lord Nelson«, el pub más antiguo de toda Australia. Otro lugar en el que encontrarnos con la historia de Sydney es Macquarie Street, una de las calles más antiguas de la ciudad, en la que pueden verse, perfectamente restauradas, las casas coloniales y el recuerdo de los convictos que comenzaron una nueva vida a miles de kilómetros de sus tierras de origen en las Islas Británicas, las Barracas de Hyde Park, la Iglesia de St. James o el edificio del Parlamento.
En el barrio antiguo de la ciudad, cada fin de semana, entre las 9 de la mañana y las 4:30 de la tarde, abren los mercados de fin de semana, en los que es posible encontrar antigüedades y regalos, entre otras muchas cosas; están situados en The Rocks, Paddington o Chinatown. Pero si aún queremos ver la ciudad desde una perspectiva diferente ¡ánimo y a la escalera¡, y tras los 200 peldaños de Pylon Lookout, disfrutaremos de una de las vistas más espectaculares de la bahía y la ciudad ¿Alguien puede haber estado en Sydney sin atravesar el Puente de la Bahía de Sydney? Y para vistas fabulosas, las que podemos divisar desde AMP Tower Centrepoint, un magnífico observatorio desde el que podemos ver Sydney con una perspectiva de 360 grados desde su altura.
Teatro de la Ópera de Sydney
No menos conocida es la peculiar silueta del Teatro de la Ópera de Sydney, uno de los más modernos, perfectos y originales de todo el mundo. Entre otras particularidades, este teatro tiene una espléndida sala situada algunos metros por debajo del nivel del mar. En este Teatro tienen su sede, además de la Ópera de la ciudad, la compañía de ballet, la Orquesta Sinfónica de Sydney y varias compañías de teatro. El complejo del Teatro de la Ópera es también uno de los puntos de encuentro de la ciudad, con numerosos restaurantes y cafés. Quien no quiera asistir a un espectáculo de ópera o viaje a la ciudad fuera de temporada, no tiene por qué quedarse sin conocer, tanto el teatro como el complejo construido a su alrededor ya que, diariamente, se organizan visitas con guía entre las 9 de la mañana y las 4 de la tarde.
Darling Harbour
Pero Sydney es una ciudad joven, no sólo por razones de fechas de fundación. Más que sus recuerdos del pasado, nos atraerá todo lo que es nuevo, fresco y vibrante, por ejemplo Darling Harbour, a cinco minutos del centro de la ciudad y donde los habitantes de Sydney se reúnen para celebrar algo o simplemente divertirse, porque en Darling Harbour cada cual encuentra un lugar donde pasarlo bien. En este espacio se localizan varias atracciones, como el Aquarium de Sydney y el Museo Marítimo Nacional de Australia, el parque temático familiar Sega World, The Powerhouse Museum, Panasonic Sydney Imax, con tres diferentes títulos ofrecidos en cuatro o cinco sesiones diarias y otras muchas atracciones más para no tener suficiente en un solo día de visita.
También podemos pasear en el jardín Chino y comer en cualquiera de los muchos restaurantes situados en estos ocho kilómetros de costa, hacer compras… A lo largo del año, siempre hay algún acontecimiento especial o alguna celebración, como el Festival Internacional de Jazz, teatro y circo al aire libre, fuegos artificiales, festejos durante la víspera de Año Nuevo y más sorpresas para «que no decaiga» la gana de divertirse a lo largo del día o de la noche. Para los que quieran volver más de una vez, hay un «Superticket» válido para un mes y con el que se puede entrar al Aquarium, comer en Shark Bite Café, subir al monorraíl, realizar un crucero en «Matilda Cruises Harbour Express», entrar a Chinese Garden y conseguir descuentos en otras atracciones. Es fácil llegar a Darling Harbour y se puede acceder en coche autobús, monorraíl y transbordador.
Jardín Botánico de Sydney y el Zoo de Taronga
Dicen que la primera granja que se instaló en Australia se situó en lo que hoy es el puerto y Macquarie Street; hoy aquella primitiva granja se ha convertido en el jardín Botánico de Sydney, un maravilloso parque de 30 hectáreas en el que se cultivan numerosas plantas exóticas. El acceso es gratuito y está abierto al público desde la 7 de la mañana hasta la puesta de sol. Y ya que hablamos de especies exóticas vegetales, es una buena ocasión de hacer los propio con las de origen animal. El koala, ese pequeño peluche viviente, es una de las especies más tiernas y simpáticas de la sorprendente fauna australiana. En el Zoo de Taronga, se pueden hacer cuantas fotos se deseen con un koala en brazos en los «Koala Enconters«. Además de los koalas, el visitante puede descubrir las demás especies de la especialísima fauna australiana, única en el mundo y a otras procedentes de todo el mundo en la colección más grande e interesante de todos los parques zoológicos australianos.
Circular Quai
Hay un nombre que conviene memorizar: Circular Quai, muy cerca del famoso Teatro de la Ópera; desde aquí parten la mayoría de los ferrys que nos conducirán a distintos puntos de la ciudad y a lugares interesantes próximos a Sydney. El ferry es uno de los medios de transporte más utilizados en Sydney, nada más lógico en una ciudad que vive de cara al mar. El ferry será el medio de locomoción que utilizaremos en nuestra visita a Manly, en la costa norte donde encontraremos el acuario Oceanworld Australia y la Antigua Estación de Cuarentena en North Head desde donde divisaremos unas preciosas vistas. En Manly es posible pasarlo bien de día y de noche y, si el momento así lo pide, dar un romántico paseo al caer la tarde en la misma playa en la que durante el día se pueden realizar tantas actividades acuáticas. Como ya dijimos antes, encontrar una buena playa en Sydney es lo más fácil.
Museos de Sydney
La oferta cultural de Sydney incluye una serie de atractivos museos, entre los que destacamos el Museo Australiano, en el que se exhiben colecciones sobre la vida salvaje australiana y la cultura aborigen. La Galería de Arte de Nueva Gales del Sur está dedicado a la cultura aborigen australiana, asiática y europea. El Museo de Sydney está dedicado íntegramente a la historia de la ciudad desde 1788 hasta 1860. Powerhouse Museum hace un recorrido por todo lo concerniente a la vida en Australia.
Vida nocturna
Hasta ahora todo han sido sugerencias para disfrutar del día, pero ¿qué se puede hacer en Sydney al llegar la noche? Sinceramente, al menos tanto como cuando luce el sol -¡y de qué manera!- en la ciudad. En George Street podemos ir a ver una buena película y «picar» algo para comer después de la proyección. También, si nuestra visita coincide con la temporada, podemos asistir a una representación de ópera o ballet en el espectacular Teatro de la Ópera, uno de los más importantes del mundo, pero si queremos disfrutar de una noche más movida, podemos ser nosotros los que bailemos en cualquiera de las muchas discotecas o disco-bares, probar suerte en el Casino Star City, acudir a una buena sesión de jazz en Soup Plus, The Basement o harbour Brasserie, compartir con los «rockeros» de la ciudad algún concierto en Woolloomooloo Bay Hotel, bailar mientras el cuerpo aguante en Retro, DCM o Cauldrom y ver una comedia en el restaurante Kaos, el más famoso restaurante-teatro de toda la ciudad. La oferta gastronómica es muy variada y se pueden degustar los platos típicos de la cocina local o la de cualquier país del mundo en los locales de The Rocks, Darlinghurst, Chinatown, Balmain, Kings Cross o Leichhardt.
En un radio de no más de 200 kilómetros, lo que resulta sorprendente en un país como Australia en que las distancias se cuentan por cientos e incluso miles de millas, se pueden llevar a cabo fantásticas excursiones, tanto a lugares de interés histórico como a espacio naturales de especial belleza. Parramatta precedió a Sydney en la capitalidad de Nueva Gales del Sur, fundada por el Gobernador Phillip en 1788, está sólo a 20 kilómetros de Sydney río arriba; aquí podemos ver el Antiguo Parlamento y Elizabeth Farm. Australia’s Wonderland es un parque temático y de atracciones, situado en la carretera de Penriuth a Sydney, a 40 kilómetros de esta, junto al Australian Wildlife Park dedicado íntegramente a la naturaleza australiana. A sólo 50 kilómetros de Sydney podemos volver atrás en el tiempo y revivir la Australia colonial en Gledswood Homestead, donde podemos sorprendernos con la habilidad de los esquiladores de ovejas o aprender a lanzar el boomerang.
Algo más alejados que los anteriores espacios, se encuentran las Montañas Azules, a unos 100 kilómetros al este de Sydney en las que podemos remontarnos, si no padecemos de vértigo, en el tren panorámico más alto del mundo, descubrir impresionantes cuevas, fotografiar espléndidos paisajes, como la gran roca conocida como «Las Tres Hermanas«, una montaña legendaria entre los aborígenes o pasear por ciudades pintorescas con interesantes trabajos de artesanía y antigüedades. En Australia también se cultiva la vid y si se quiere degustar los más deliciosos vinos australianos, basta acercarse a Hunter Valley. Además de degustar los poco conocidos caldos australianos, podemos disfrutar de otras actividades, como el golf, el ciclocross o, para los más decididos, montar en globo. Hunter Valley está al norte de Sydney, a unos 180 kilómetros.
A lo largo del 2000, el nombre de Sydney se oyó a diario, asociado con los Juegos Olímpicos, los primeros del siglo XXI -o los últimos del siglo XX, según otros criterios- y, para conseguir que todo sea perfecto, la ciudad lleva largos años preparándose para ofrecer al mundo una forma diferente de entender un espectáculo tan grandioso como los Juegos Olímpicos, ecológica y nada agresiva con el entorno. Al llegar septiembre se hablará de la ciudad como un lugar en el que se han batido records, se han conquistado medallas de uno u otro metal o se han visto las mayores proezas deportivas de los últimos tiempos, pero Sydney es una ciudad atractiva en cualquier época del año gracias a un clima benigno en el que no se dan temperaturas extremas y en la que es posible cenar al aire libre durante todo el año.
Posiblemente en los planes de alguno de nuestros lectores entre la asistencia a los Juegos Olímpicos de Sydney, pero, para que la visita sea lo más completa posible, le recomendamos que se sumerja en el ambiente chispeante de la más extensa y poblada de las ciudades de Australia. Será una ocasión única y las excepciones están para ser vividas.