Mundo Anfibio. Una infinita llanura inundada, el horizonte que se pierden de vista hecho agua, un hervidero de aves de todos los tipos, tamaños y colores, y el hombre avanzando lentamente, caño por caño, sobre la canoa. Pasados unos meses, el escenario es el mismo pero ya todo ha cambiado.
El suelo es una sola grieta, hace tiempo que no cae una sola gota de agua, el sol se aferra a las playas de arena que bordean los ríos disminuidos, a las copas de los árboles y a todo serviviente, aunque no lo quiera.
El hombre cambia la canoa por el caballo, y sobre él el ganado en la búsqueda cíclica y perenne de las fuentes de agua. Tierra vasta de los más pronunciados contrastes, mundo anfibio ordenado permanentemente por un intenso régimen de lluvia y sequía, recoge una legión de seres vivos diestros en la lucha por la vida, cuando a veces la dureza del medio impone la muerte.
Una sabana amplia y sobrecogedoramente hermosa, asiento de hombres de ancestral coraje, se explaya ante los ojos exploradores.
Bienvenido a 3.000 kilómetros de belleza. Hacia el sur de Venezuela se encuentran los llanos, una prolongada llanura que se extiende a lo largo de 300.000 Km2, desde el delta del Orinoco hasta las estribaciones de Los Andes. Su variada fauna y en particular, la diversidad de sus especies de aves, caracterizan la región.
La vida de los llaneros está marcada por el duro trabajo de la ganadería, base económica del escasamente poblado territorio donde el caballo es un compañero inseparable. Centro de todas las celebraciones llaneras, son los toros coleados, donde los jinetes deben derribar al toro tomándolo por la cola.