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Historia de Argentina

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La Historia de Argentina es un cúmulo de sucesos imoprtantes que a lo largo de los años han ido formando la nación, tanto guerras, conquistas, victorias y derrotas así como el paso a la democracia y la participación de personajes trascendentes que marcaron un hito dentro de dicha historia. Aquí te presentamos un breve resumen de la historia de Argentina.

La prehistoria

Argentina fue, junto con Chile, el último territorio en ser alcanzado por los descendientes de aquellos pueblos que cruzaron desde Asia a América por el Estrecho de Bering en la última glaciación. Así, ha podido determinarse que los primeros argentinos no se establecieron en el territorio más meridional del continente –en Tierra del Fuego- hasta el 9000 a. C.

Los indicios hallados por los expertos nos revelan que hacia el año 5000 a.C. los primitivos pobladores del área ya conocían el cultivo del maíz, patatas, judías, pimientos y tomates.

Pero las civilizaciones precolombinas de Argentina no son, ni mucho menos, tan ricas como las de sus vecinos Perú y Bolivia en manifestaciones culturales, arquitectónicas o artísticas. Así, a la llegada de los españoles, la zona con una cultura más desarrollada era la situada en las proximidades del Imperio Inca de Perú y del Tihuanaco de Bolivia, al recibir sus influencias.

La llegada de los conquistadores españoles

El primer europeo que llegó a estos parajes de América fue el español Juan de Solís, quien remontó el Río de la Plata en 1516. Sin embargo, los indios charrúas recibieron a los españoles con hostilidad y asesinaron a Solís y a muchos de sus hombres. Se calcula que en esos momentos había en el territorio actual de Argentina unos 300.000 indígenas.

En febrero de 1536 un noble español, Pedro de Mendoza, al mando de 16 naves y 1600 soldados ordenó construir un fuerte a orillas del gran río y lo llamó Nuestra Señora de Santa María del Buen Ayre, en lo que se considera la fundación de la capital argentina.

Pero el hambre y los permanentes ataques de los indios querandíes provocaron pronto el abandono de la guarnición que remontó río arriba y fundó Asunción, hoy capital de Paraguay y donde los colonizadores se encontraron con la amistad y ayuda de los indios guaraníes.

El ganado vacuno dejado por los españoles empezó a gestar lo que sería una de las principales riquezas de la Argentina moderna.

Los españoles fundan en 1551 Santiago del Estero, al que siguen en pocos años Catamarca, Tucumán, Córdoba, Salta, La Rioja y San Salvador de Jujuy, y en 1570 Juan de Garay al mando de 70 marineros provenientes de Asunción refunda el fuerte abandonado en el Río de la Plata, traza los planos de la actual Plaza de Mayo y su Cabildo y erige una capilla. Fue la segunda fundación de la capital argentina.

Olvido de la Corona

Durante el siglo XVII Buenos Aires permanece ignorada por la corona española, que no se da cuenta de sus enormes posibilidades como puerto y centra su atención en Lima, Potosí, Panamá y México, mientras que Tucumán y Córdoba se benefician de su cercanía al Virreinato del Perú. Buenos Aires sufre, además, una prohibición total de comerciar con otras naciones, para proteger el monopolio de El Callao o Panamá, lo que provoca los primeros recelos de los colonos contra su rey.

El Virreinato del Río de la Plata

Pero la amenaza expansionista de los portugueses e ingleses induce a la metrópoli a crear en 1776 el Virreinato del Río de la Plata, con capital en Buenos Aires y que comprendía los actuales territorios de Argentina, Uruguay, Paraguay y parte de Bolivia con las riquísimas minas de Potosí. El primer virrey fue Pedro de Cevallos.

Las invasiones inglesas

La destrucción de la escuadra española por la armada británica en Trafalgar y la prosperidad de Buenos Aires puso el territorio en el punto de mira de Londres y en 1806 un primer intento de invasión fue repelido por una población que se defendió heroicamente con palos, navajas y calderos de aceite hirviendo.

En 1807 una segunda expedición de diez mil infantes de marina fue rechazada por los criollos al mando de Santiago de Liniers, mientras el virrey español, el Marqués de Sobremonte, huía como un conejo a Córdoba.

La lucha por la independencia

La victoria de los criollos les hizo ser conscientes de su fuerza y, una vez derrotada la amenaza británica, ¿por qué no emanciparse del decadente Imperio Español y su absurdo monopolio comercial? Un gobierno provisional aprovecha que España está en plena guerra contra los franceses y el 25 de mayo de 1810 depone al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros. En 1812 los independentistas vencen a las tropas del rey en Tucumán, pero las luchas internas provocan la separación de Uruguay, Bolivia y Paraguay, que declaran su propia independencia.

El 9 de julio de 1816 se declara la independencia de Argentina, al tiempo que un ejército imperial se dispone a contraatacar desde Perú. El libertador argentino, José San Martín, un criollo que había luchado en el ejército español contra Napoleón, cruza los Andes y se alía con el héroe de la independencia chilena O’Higgins para derrotar a los españoles en 1817 en la Batalla de Chacabuco.

La Dictadura de Rosas

Pero los primeros años de la independencia se ven continuamente sacudidos por los enfrentamientos entre unitarios y federalistas, estos últimos integrados por gentes que temen un acaparamiento del poder por parte de la capital. En 1829 se inicia la tiranía de Juan Manuel de Rosas, un federalista que se mantendría 23 años en el poder gracias al terror. Rosas emprende también las Campañas del Desierto, con el objetivo de exterminar a los indios que habitaban en el sur del país. Esa es la razón de que haya tan poca población indígena actualmente en Argentina.

En 1850, el libertador San Martín muere exiliado en Francia, decepcionado con el rumbo que ha tomado su sueño, y en 1852 Rosas es derrocado por los políticos liberales.

La prosperidad

Los últimos veinte años del siglo XIX marcan la primera época dorada de la economía argentina. Las exportaciones de trigo y la actividad del puerto de Buenos Aires, uno de los más importantes del mundo, generan una prosperidad que atrae a miles de inmigrantes españoles, italianos, polacos, rusos, judíos, sirios, libaneses y galeses, principalmente. Entre 1857 y 1939 emigraron a Argentina cuatro millones de personas, de las que el 45% eran italianos y el 30% españoles.

Pero los últimos años del siglo XIX son también la época oscura de la misteriosa desaparición de los descendientes de los esclavos negros, que en 1815 representaban un tercio de la población de Buenos Aires y hoy no queda ni uno…

La Depresión y la Década Infame

En 1930, después de cincuenta años de prosperidad, se inicia una época de depresión económica y un golpe militar acaba con 14 años de gobiernos radicales. Comienza también un tiempo de intervenciones militares en el gobierno de la nación que iba a durar hasta 1983 y de espeluznantes consecuencias para Argentina.

Perón, Evita…

En 1945, después de una serie de gobiernos militares y corruptos, iban a saltar a la palestra los nombres de los dos argentinos más conocidos en el mundo: Juan Domingo y Eva Perón. Perón era un militar destinado a Italia en 1939, donde se quedó prendado del movimiento de masas de Benito Mussolini que decide exportar en versión argentina. De vuelta a su país a principios de los 40, Perón se encuentra con una nueva era de pujanza económica, producto de las exportaciones a un mundo en guerra.

Con el Grupo de Oficiales Unidos, Perón toma parte en el derrocamiento del gobierno corrupto de Ramón Castillo y es nombrado Secretario del Ministerio de Trabajo, donde emprende una serie de reformas muy populares, de hecho muy populistas y proteccionistas del mercado interno argentino, lo que le granjea un gran apoyo de las clases más desfavorecidas. Pero su popularidad provocó la envidia de los mandos militares, que lo encarcelaron.

La actriz Eva Duarte, que todavía no estaba casada con Perón, comenzó entonces una campaña a favor del preso por todo el país, ayudada por sindicalistas y campesinos, y en octubre de 1945 miles de argentinos se concentran en la Plaza de Mayo para pedir su libertad. Esto y el poder de la Confederación General del Trabajo, fundada por Perón, obliga a los militares a convocar elecciones presidenciales en 1946, en las cuales arrasa Juan Domingo Perón.

En su primera presidencia (1946-1951) la economía argentina experimenta un impresionante crecimiento, reflejado sobre todo en las clases más bajas, los descamisados, que apoyan incondicionalmente a la pareja. Por iniciativa de Evita se crean hospitales, hospicios, escuelas y otras obras sociales, al tiempo que el Gobierno de Perón empezaba a apuntalar su carácter itario, con hostigamiento a la oposición y también a la Iglesia. En 1951 Perón vuelve a ganar en las urnas, pero ahora todo iba a ser diferente. La vuelta al comercio exterior de las naciones que se habían visto envueltas en la contienda mundial perjudicó sobremanera a las exportaciones argentinas y el coste de las obras sociales, llevadas a cabo a fondo perdido, empezó a pasar factura al país. En junio de 1952 Evita murió de cáncer y se convirtió en una leyenda, pero Juan Domingo fue derrocado en septiembre de 1955 por un golpe encabezado por la Marina y apoyado por la burguesía y la derecha católica.

Perón se exilió en Madrid y no volvería a Argentina hasta 1973, cuando tras varios gobiernos militares corruptos, sangrientos y desastrosos, su mano derecha, Héctor Cámpora ganó unas elecciones con las que volvía la democracia.

…Y ahora Isabelita

Casado con María Estela Martínez, -de nombre artístico Isabelita- Perón gana con facilidad unas elecciones en septiembre de 1973, pero su presidencia se ve envuelta en continuos enfrentamientos violentos entre las propias facciones peronistas, que van desde la extrema derecha a la izquierda montonera, y en una profunda crisis económica. Perón murió en julio de 1974 y su viuda iba a ejercer una presidencia tambaleante y flanqueada por la lucha entre las organizaciones de extrema derecha, especialmente la Triple A, fundada por Lopez Rega, un seudoespiritista neonazi que había sido secretario personal de Perón y su particular Rasputín, y las guerrillas de izquierda, Montoneros y ERP sobre todo, que habían iniciado una revolución en Tucumán.

La guerra sucia

En marzo de 1976 los militares derrocan a Isabelita y comienza el período más negro de la historia argentina. Tres juntas militares encabezadas por bribones de la catadura de Videla, Agosti, Masera, Viola, Galtieri y otros, todos ellos condenados posteriormente por crímenes contra la humanidad, tortura, desaparición de personas, secuestro de niños, robo, violaciones, etc…, iban a desgobernar el país hasta 1983.

Su balance es el de 30.000 opositores muertos, torturados o desaparecidos y una debacle económica de la que bien se aprovecharon los bolsillos de estos salvapatrias que se quedaron con gran parte de la hacienda de sus víctimas.

Guerra en las Malvinas

El 2 de abril de 1982 el general Galtieri aparece, borracho, en la televisión para anunciar al país que las Islas Malvinas –ocupadas por los británicos, que ellos llaman Falklands- han sido recuperadas para Argentina.

Se trata de una invasión en la que los mandos no se pararon a pensar en el poderío militar del Reino Unido. Apenas dos meses después las fuerzas británicas arrasaron a los pobres reclutas argentinos mientras sus mandos se rendían, en muchos casos de forma vergonzosa, como en el caso del teniente de Marina Alfredo Astiz, reclamado en Francia y Suecia por tortura, violación y asesinato de una adolescente y dos religiosas que tuvieron la mala suerte de pasar por Argentina cuando los militares luchaban por salvar la «civilización cristiana».

A cargo de la defensa de las islas Georgia del Sur, Alfredo Astiz se rindió sin pegar un solo tiro cuando vio aparecer los primeros navíos ingleses. Los asesinos no sirven para la guerra, siguen gritando los jueves en la Plaza de Mayo las Madres de Mayo, una organización de mujeres que todavía lucha por esclarecer el paradero de sus maridos, hijos o nietos desaparecidos, o secuestrados en el caso de los niños, para venderlos al mejor postor.

Vuelta a la democracia y de nuevo en crisis

La derrota de las Malvinas hizo caer a la última junta militar y desde entonces se han sucedido en Argentina los gobiernos democráticos de Raúl Alfonsín (Unión Cívica Radical), el peronista Carlos Ménem y, desde octubre de 1999, Fernando de la Rúa, quien encabezó una coalición opositora contra Ménem.

La crisis económica sigue cebándose interminablamente en un país que figuró entre los más ricos del mundo, arrasado y saqueado por sus élites y las sucesivas crisis mundiales.

Agravamiento de la crisis y derrumbe institucional

Pero a finales del 2001, la crisis política y económica del país tocó fondo y el descontento social obligó a De la Rúa a dimitir, con todo su gobierno. Fue sustituido por el peronista Rodríguez Sáa, quien, debido a sus anuncios populistas y al nombramiento de antiguos políticos corruptos en su gabinete, fue obligado a dimitir en menos de una semana, por la protesta callejera. El 1 de enero del 2002, un acuerdo entre los tres principales partidos dejaba la presidencia de la nación en manos del peronista Duhalde, quien permaneció en el cargo hasta mayo de 2003, en medio de una de las mayores crisis institucionales de toda la historia de Argentina.

1 comentario

  1. Diego

    09/10/2015 at 22:23

    02 Jun 26, 2011 10:24 pm Courtney Watts This is just getting to be srureal. Is this really happening to both of you?! Wow. One piece of advice: Take in every moment as if you’ll never be back and be fully present in every place, every restaurant, and every alone moment in your hotel room! You are living in a real life fairy tale right now, my friends.

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