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Cultura de la venta

Existió una vez, una antigua ciudad que nació con especiales rasgos culturales que la definieron como una de las civilizaciones más extraordinarias de los tiempos, hablamos de los Olmecas.
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Existió una vez, una antigua ciudad que nació con especiales rasgos culturales que la definieron como una de las civilizaciones más extraordinarias de los tiempos, hablamos de los Olmecas. Esta «cultura de La Venta«, como también fue llamada en el pasado, produjo un impresionante acervo de ofrendas de piedra verde que variaron en tamaño y forma.

Se sabe que los grandes centros olmecas que se desarrollaron no fueron únicamente sitios religiosos despoblados, sino asentamientos dinámicos donde vivieron artesanos, campesinos, especialistas, religiosos y dirigentes. Todas estas edificaciones se fundaron en este lugar que llevó el nombre de La Venta y que se localiza en el municipio de Huimanguillo -en el estado de Tabasco- con una extensión de 200 hectáreas.

En ella observarás como estas construcciones están alineadas alrededor de una gran plaza compuesta por diez complejos arquitectónicos. Este trazado permite deducir un alto grado de organización, planeación y diferenciación en los usos de los espacios. Otro rasgo importante de los centros olmecas fueron sus redes de drenaje hechas de bloques rectangulares en forma de “u”, colocados uno tras otro y tapados con lajas.

Uno de los monumentos más distinguidos de esta cultura son sus cabezas colosales, retratos fieles de sus dirigentes y que se identifican por sus atributos personales, ya que estas los glorificaban en vida.

Otro de los hallazgos más espectaculares es la tumba de columnas, descubierta en 1942 dentro de una de sus estructuras. Ésta fue elaborada con 44 columnas de basalto, dispuestas horizontal y verticalmente. El piso está compuesto por lajas naturales de piedra caliza, sobre las cuales se encontraron los restos óseos de por lo menos dos individuos jóvenes cubiertos con un pigmento rojo y acompañados de una rica colección de objetos de jade.

En el extremo opuesto del patio norte se localizan dos pequeños montículos circundados por algunas columnas de basalto donde se encontró uno de los rasgos únicos de La Venta: la “máscara de jaguar”.

Esta artesanía fue cubierta por una capa gruesa de arcilla arenosa, sobre la cual se construyó una elevación de adobe, lo que significaba una ofrenda para los olmecas que estaba sujeta a variadas interpretaciones; la más coherente de ellas es que se dedicaba a la madre tierra.

El sitio cuenta con un museo, mismo que es el único donde hay piezas originales ya que la mayoría están en otros sitios. En el Museo Arqueológico de la Venta hallarás altares, tumbas de las familias y una colección de objetos utilizados por nuestros antepasados.

La designación de olmeca realmente no es apropiada, literalmente significa “los que habitan la región del hule”, llamados así porque la zona nuclear tiene muchos árboles de resina.

La visita a este sitio es una de las mejores experiencias para quienes gustan de conocer la historia a través del descubrimiento arqueológico. El centro de cultura de La Venta, ofrece una vista global de lo que fue esta antigua ciudad y nos acerca a una de las culturas más antiguas de Mesoamérica.

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